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Trujillo

 



En el municipio se conservan restos prehistóricos y prerromanos, tales como puntas de flecha magdalenienses, perforadores, hachas pulimentadas y pinturas esquemáticas. En los alrededores del río Almonte y de sus afluentes se establecieron castros defensivos que funcionaban como fortalezas naturales. El hecho de asentarse el lugar sobre un batolito de granito, que alberga un abundante material de construcción y grandes cantidades de agua, favoreció el poblamiento temprano del lugar.

En tiempos de los romanos, el lugar fue conocido como Turgalium y llegó a ser una prefectura estipendiaria de la capital lusitana, Augusta Emérita, en la calzada que unía esta ciudad con Caesaraugusta. Tanto en Trujillo como en municipios vecinos se conservan numerosos restos romanos.

Edad Media

Posteriormente fue poblada por pueblos bárbaros (principalmente visigodos) aunque la mayoría de la población siguió siendo hispanorromana. Más tarde llegaron los musulmanes, pasando a ser una de las principales poblaciones de la región de influencia gobernada desde Badajoz (que llegó incluso a formar uno de los reinos de taifas). La Reconquista hizo de Trujillo un lugar estratégico para los dos bandos enfrentados, pues ya en la época califal se construyeron la fortaleza, los aljibes y parte de la muralla. Trujillo, llamada por los musulmanes Turyila, Taryalah o Turyaluh, fue una importante medina que pertenecía a la cora de Mérida y que funcionaba como lugar defensivo y centro de comercio.

A mediados del siglo XII la ciudad de Trujillo se convertirá en la cabeza de un señorío semi-independiente, propiedad de Fernando Rodríguez de Castro "el Castellano", miembro de la Casa de Castro. El señorío abarcaba un territorio que se extendía entre los ríos Tajo y Guadiana, y entre otras localidades, comprendía las de Montánchez, Santa Cruz de la Sierra y Monfragüe.

En 1185 falleció Fernando Rodríguez de Castro "el Castellano", pasando entonces a heredar Pedro Fernández de Castro "el Castellano" los bienes paternos, entre los que sobresalían el señorío de Trujillo, compuesto de numerosas fortalezas y localidades en la región de Extremadura, y el Infantado de León, que Fernando II de León había donado a sus padres en 1170. Tras la muerte de su padre, Pedro Fernández de Castro se declaró vasallo de su primo Alfonso VIII de Castilla y le entregó el señorío de Trujillo, que Alfonso VIII cedió a la Orden de Santiago y a la Orden de Alcántara en 1186, junto con la mitad de sus rentas, a fin de que repoblasen y defendiesen los territorios comprendidos entre los ríos Tajo y Guadiana.

Un año después, en 1187, Pedro Fernández de Castro "el Castellano" consignaba en su testamento que, en caso de que falleciese sin descendencia, todos sus castillos situados en la Extremadura leonesa pasarían a ser de la Orden de Santiago.17

Posteriormente volvió a estar incluida en el Imperio almohade. Un ejército formado por fuerzas de las Órdenes Militares y del obispo de Plasencia puso sitio a la ciudad de Trujillo. El rey andalusí Abu Abdellah ibn Hud acude a la petición de socorro, pero sin hostigar a los sitiadores se retira. La ciudad fue reconquistada definitivamente por los cristianos el 25 de enero de 1232, ya en tiempos del rey Fernando III. Cuenta la leyenda que la Virgen de la Victoria se apareció a los soldados cristianos en el Arco del Triunfo antes de que consiguieran reconquistar la ciudad, venciendo a los árabes que había en ella, anticipándoles el resultado de la batalla.

Tras ser definitivamente reconquistada por los cristianos, Trujillo recibió un amplio alfoz que limitaba con los de Plasencia, Cáceres y Medellín, con las órdenes militares de Santiago y Alcántara y con las tierras de Talavera de la Reina y Toledo. Trujillo ejerció un férreo señorío jurisdiccional sobre sus aldeas, que eran 22 en 1485, año en el que ya se habían separado de Trujillo las tierras del monasterio de Guadalupe y villas como Cabañas del Castillo u Orellana la Vieja.

El rey Juan II de Castilla le concedió el título de ciudad en 1430. Desde 1232 ya era una villa de realengo, lo cual suponía una dependencia directa de la Corona. No obstante, la ciudad sufrió algunos breves intentos de señorialización, como la concesión a Álvaro de Zúñiga en 1469 y la concesión a Juan Pacheco en 1474. En 1465, el rey Enrique IV de Castilla concedió a la ciudad un mercado franco.

Tuvo importancia su barrio judío ubicado ya fuera de los potentes muros medievales. Trujillo, con el crecimiento de la población, poco a poco se fue extendiendo fuera del recinto amurallado. Uno de los lugares principales que se formaron fue la actual Plaza Mayor que, después de la vuelta de algunos de los numerosos hombres que marcharon a América, fue engalanada por majestuosos palacios.

Edad Moderna

El siglo XVI fue una época muy importante para Trujillo. La población de la ciudad aumentó considerablemente, teniendo ya más de 5000 habitantes en las primeras décadas del siglo y aumentando aún más posteriormente. A pesar de ello, el descubrimiento de América provocó una gran emigración de familias de trujillanos al continente recién descubierto. De Trujillo salieron importantes conquistadores y exploradores, como Francisco Pizarro, Diego García de Paredes o Francisco de Orellana.

El culto a la Virgen con el Niño se inició en la parroquia de Santa María, bajo la advocación del Misterio de la Asunción. Fue la imagen de mayor devoción en Trujillo, hasta el año 1531, fecha en la cual el concejo acordó construir una capilla en el castillo para venerar en ella a la imagen que ejecutara Diego Durán. Se puede visitar en el Castillo.

De América volvieron a Trujillo un gran número de indianos, que con el dinero que obtuvieron construyeron destacadas casas y palacios que hoy son una importante atracción turística y llegaron a comprar cargos concejiles. El dinero indiano también permitió construir capillas y hospitales. Pese al aumento de la capacidad económica de algunos trujillanos, la economía de la ciudad se vio deteriorada como consecuencia de las ventas por parte de la Corona de algunos lugares que hasta entonces habían pertenecido a su alfoz. En 1538, Cañamero y Berzocana compraron su independencia. Garciaz hizo lo mismo en 1564, luego de que varios trujillanos compraran un gran lote de lugares del alfoz. En el siglo XVII fueron enajenados otros siete lugares.

En el siglo XVII y principios del XVIII, la pérdida de su patrimonio, agravada por la crisis económica y por conflictos como la Guerra de Restauración portuguesa y la Guerra de Sucesión Española, provocó un descenso de la población que hizo que en el siglo XVIII se convirtiera en una ciudad semidesértica y llena de edificios ruinosos. No obstante, en 1653 fue una de las localidades que constituyeron la provincia de Extremadura mediante la compra de un voto conjunto en las Cortes de Castilla.

Edad Contemporánea

Durante la Guerra de la Independencia Española, Trujillo fue invadido, destruido y ocupado varias veces por las tropas napoleónicas. La reconstrucción de los daños que los invasores causaron en la ciudad se alargó hasta bien entrado el siglo XX. Una de las primeras autoridades que respondieron al llamamiento de los alcaldes de Móstoles en mayo de 1808 fue el alcalde mayor de Trujillo, Antonio Martín Rivas que preparó alistamientos de voluntarios, con víveres y armas, más la movilización de tropas, para acudir al auxilio de la Corte.



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