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TARTESSOS
![]() Tartessos fue un reino cuya formación aún permanece en el misterio pero que se remonta aproximadamente al ![]() Yacimiento tartésico Cancho Roano Cancho Roano es un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Zalamea de la Serena, en la provincia de Badajoz (España). Se localiza a tres kilómetros de Zalamea en dirección a Quintana de la Serena, en una pequeña vaguada junto al arroyo Cagancha. Es el conjunto tartésico mejor conservado de la península Ibérica, datando la construcción original de al menos el siglo VI a. C., aunque el edificio fue ampliado y modificado en siglos posteriores. Supone un yacimiento sin duda excepcional y único, tanto por su forma, su tamaño y su estado de conservación, como por los objetos encontrados, que permiten fechar su creación en torno al 550 a. C., mientras que su destrucción no sería posterior al 370 a. C., causada por un incendio, bien accidental o bien intencional, dentro de algún tipo de rito religioso.
Se viene fechando en el siglo VI a.C. no coincide con el inicio del periodo orientalizante sino con los momentos de mayor apogeo. El nivel de abandono se fecha en el siglo IV. a.C. Su planta es cuadrada, con 20 m. De fondo y casi 21 m. De achura. Se levanta sobre una plataforma de piedras con paredes de adobe. La fachada principal se retranquea y, justo delante, el pavimento se realiza mediante mármol de color azul. Esta zona ha dado gran cantidad de materiales cerámicos. Hay una crujía central, con dos muros de carga y un pilar que sustenta gran parte de la techumbre. Dicha crujía sería el espacio sagrado del edificio (el adython).
El cuerpo principal del edificio, de planta cuadrada, se orienta hacia el Este, y está rodeado por un foso de escasa profundidad, que contiene agua de forma permanente; al parecer la idea de sus constructores era que mantuviese una lámina de agua todo el año. Aunque se desconoce con exactitud su función, el carácter religioso es innegable debido a los altares que contiene; aunque también puede tratarse de un palacio-santuario, a juzgar por su dispositivo defensivo. El yacimiento, dada su importancia, fue declarado Monumento Nacional en 1986. El yacimiento de Cancho Roano, se localiza en la finca del mismo nombre, sobre un montículo o túmulo denominado Torruca, en una zona de suave elevación rodeada de encinas y junto un pequeño curso de agua, el arroyo Cigancha, que se caracteriza por mantener su caudal durante todo el año. El lugar está delimitado por pequeñas cadenas, montañosas dotado de un suelo apto para la agricultura. A esta construcción inicial, le suceden tres edificios o santuarios, que confirman el carácter sagrado del enclave en la zona. Un lugar relativamente alejado de la ruta principal hacia el Guadiana y las tierras del sur, por la que se extiende de un modo rotundo la cultura tartésica. El edificio más antiguo es el denominado Santuario Orientalizante, descubierto en 1993, que se construye amortizando los restos de la arruinada cabaña primitiva. Se fecha esta edificación entre finales del siglo VII e inicios del siglo VI a. C., coincidiendo con el auge de la cultura tartésica. Su construcción se caracteriza por estar realizada sobre un zócalo de piedras trabadas con barro y cubierto con un enlucido blanco a base de caolín. Sobre este zócalo se levantan las paredes de adobe también enlucidas de blanco. ![]() Maqueta del Santuario Cancho Roano ![]() ![]() Tesoro de Aliseda
El Tesoro de Aliseda fue hallado en 1920 y es un antiguo ajuar funerario tartésico hallado en Aliseda (Cáceres) y es posible que estuviera fabricado en oriente. Es de oro y predomina la técnica de la filigrana y cincelado. Está compuesto por una diadema, un collar, un pendiente, una pulsera, dos anillos y un cinturón. En el collar aparece el creciente lunar. Este tesoro era un ajuar funerario de una mujer relacionada con el rey. El pendiente es de gran importancia, está compuesto por un cuerpo, una cadena y una rica decoración alrededor del tubo. Esta decoración se da a base de repujado y cincelado. La decoración se repite por simetría. Lo que representa es el árbol de la vida que se repite constantemente. Entre los árboles de la vida aparece la palmeta que es característica del arte oriental. Junto a la palmeta aparecen dos pájaros, picoteando el fruto de esta. De aquí se supone que sea un ajuar funerario por la representación del árbol de la vida. Se trata de un tesoro tartésico y data del siglo VII a. C. Debido a la ruda manera en que fue encontrado y la falta de medios para la excavación, no se puede precisar si se trataba de un tesoro o de las alhajas y ajuar mortuorio de una dama en sepultura.
Se intentó vender las piezas de forma clandestina, pero finalmente fueron interceptadas y llevadas al Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
Se trata de uno de los primeros tesoros reunidos en la Península Ibérica, que caracterizaba la abundancia y medios de una región. No se trata de las primeras joyas tartesias halladas en este suelo, pero algunos de los elementos son únicos en la orfebrería tartesia conocida de Oriente y Occidente. Pertenece a la Edad del Hierro (750-218 a. C.)
Relato del hallazgo El “Tesoro de Aliseda” se encontró en 1920 en un pequeño altozano adehesado situado en lo que entonces eran las afueras del pueblo, a los pies de la Sierra del Aljibe, junto a un camino que daba acceso al pueblo y a los puertos que cruzan la sierra. Hoy en día el caserío ha llegado hasta esta zona sin que se hayan producido nuevos hallazgos, ni de estructuras ni de enterramientos. Así mismo, se han realizado en la zona algunas intervenciones de seguimiento de obras urbanas con resultado negativo (Rodríguez y Pavón 1999: 29). El hallazgo se produjo la tarde del 29 de febrero de 1920, cuando un muchacho de la localidad se encontraba sacando tierra para un tejar. Sus tíos, para quienes trabajaba, se encargaron de extraer la tierra con las joyas y dárselas a una mujer para que las lavara en el río Salor, pudiéndose perder parte de ellas en este proceso. Mélida lo relata de la siguiente forma: “La casualidad, a la que tanto debe la Arqueología, hizo que en la tarde del 29 de febrero de 1920, al cavar con el sólo fin de extraer tierra para un tejar, en un terreno comunal de la villa de Aliseda (Cáceres). Los que explotaban el referido tejar, D. Victoriano y Jesús Rodríguez, viendo lo que había empezaron a rebuscar y llenaron dos cubos de tierra, mezclada con alhajas. Posiblemente ellos mismos por su rudeza e ignorancia las desbarataron y mezclaron con la tierra, rompieron o acabaron de romper la vasija y otros objetos, y malograron, por lo tanto, el primer dato cierto de la situación arqueológica de esas joyas que pudieron adornar el cadáver de una persona en una sepultura o ser guardadas en vasijas y enterradas como tesoro”. |
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