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Neolítico

Aunque son muy pocos los datos que se conocen sobre el Epipaleolítico en la actual región de Extremadura, el Neolítico trajo algunas modificaciones en la subsistencia de las comunidades humanas que habitan la región. La más importantes son la introducción de la ganadería y la agricultura, que se incorporan a las actividades de caza y recolección ya existentes. En cuanto a la tecnología se refiere, la incorporación más importante es la de la cerámica que permitirá el almacenamiento de los excedentes agrícolas.

En la actualidad los estudios más recientes consideran que el Neolítico en Extremadura comenzó en la transición del VI al V milenio a.C. Se supera así el concepto de Neolítico Tardío que algunos autores habían empleado, creyendo que la aparición de la agricultura habría sido mucho más tardía en esta zona de España. Del Neolítico Antiguo los yacimientos más representativos son la cueva de la Charneca (Oliva de Mérida), el Cerro de la Horca (Plasenzuela), Cueva de Boquique (Plasencia), la cueva de El Conejar (Cáceres) y Los Barruecos (Malpartida de Cáceres). De este último yacimiento proceden las evidencias de agricultura más antiguas de la región, que fueron datadas a finales del VI milenio a.C. Los indicios de domesticación animal son débiles, pero puede suponerse que la domesticación animal es contemporánea a la introducción de la agricultura. En estos yacimientos se han encontrado cerámicas decoradas, sobre todo la variedad conocida como «boquique», por haberse documentado por primera vez en esta cueva de Plasencia.

A partir del Neolítico Medio, comienzos del V milenio a.C., se produce la proliferación del megalitismo en la región. Existen pocos poblados conocidos de esta época, tan sólo algunos datos del yacimiento de Los Barruecos. El fenómeno megalítico es en cambio bien conocido, pues existen grandes concentraciones de dólmenes en diversas comarcas de la región. Conjuntos de este tipo de sepulcros megalíticos pueden encontrarse en Valencia de Alcántara, Cedillo, Santiago de Alcántara o Barcarrota, por no citar ejemplares aislados de gran interés como el gran dolmen de Lácara. Aun así hay que decir que este fenómeno tiene una gran perduración en el tiempo, perdurando hasta los inicios de la Edad del Bronce. Los enterramientos de esta fase suelen caracterizarse por microlitos de sílex, cerámicas lisas y algunos ídolos placa.

El Neolítico Final es mejor conocido en las márgenes del Guadiana, con yacimientos como los de Araya o El Lobo, entre otros a los que añadiríamos el de Los Caños de Zafra recientemente. Se desarrolla a partir del 3500 a. C. y sentará las bases para la aparición del Calcolítico, a partir del III milenio a.C. Estos poblados tienen una verdadera vocación agrícola y ganadera. Su situación, próxima a tierras fértiles, suele ser en suaves lomas próximas a cauces de ríos. Las cerámicas se caracterizan por ser prácticamente lisas, con escasas decoraciones y formas simples. La cerámica más indicativa es la «cazuela carenada», que aparece corrientemente en los yacimientos de todo el Suroeste peninsular, demostrando la integración de Extremadura dentro de una dinámica cultural común caracterizada por el incremento demográfico y el afianzamiento, cada vez más claro, de la agricultura y la ganadería.


Ídolo oculado encontrado en Extremadura

                         Cueva de la Charneca (Oliva de Mérida)


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